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Derechos humanos en tiempos de pandemia

El viernes 17 de abril de 2020 se dio inicio al ciclo de charlas sobre Derechos Humanos: "Carlos Valencia García" de la Comisión Colombiana de Juristas. La charla inaugural, en concordancia con el contexto actual de crisis sanitaria, fue titulada "Los derechos humanos en tiempos de la peste" y tuvo como invitado principal a Hernando Valencia Villa, experto en Derecho Internacional de los Derechos Humanos y los Conflictos Armados, Justicia Penal Internacional y Justicia Transicional.


Al pensar la situación de los derechos humanos en Colombia saltan a la vista problemáticas como el hostigamiento contra líderes y lideresas sociales y defensores derechos humanos, el debilitamiento de la administración de justicia, entre otros, que caracterizan la situación como insatisfactoria y preocupante. No obstante, con la crisis provocada por el COVID-19 se han visibilizado y exacerbado las condiciones de inequidad social en el país, que atentan contra la dignidad humana, entre ellas la precariedad del sistema de salud y seguridad social, la inestabilidad laboral, el desempleo y el hambre a la que se enfrentan una gran cantidad de colombianos.


Así pues resulta necesario considerar que aunque la crisis del COVID-19 es principalmente de carácter sanitario y económico, ésta ha puesto a prueba la cultura política y la moral ciudadana, las sociedades sometidas ante la pandemia. Con el COVID-19 se han puesto en juego no solo los recursos materiales y administrativos, sino también los morales e intelectuales de las democracias. De ahí la importancia de pensar en los derechos humanos en el contexto de una pandemia.


En la video conferencia, el doctor Valencia resaltó algunos aspectos sobre el papel de los derechos humanos en tiempos de incertidumbre. Los derechos humanos, pues, conforman un conjunto de recursos legales para defender de abusos, de todo orden, a las personas y comunidades en su convivencia cotidiana y ante los aparatos de poder. A su vez, éstos constituyen un enfoque crítico desde el cual la sociedad civil sirve para mantener una vigilancia y control que permita denunciar y reparar los abusos en contra de las personas y las comunidades.


Más aún, Valencia hizo énfasis en que los derechos humanos constituyen una ética democrática global bajo el lema todos los derechos para todos, un principio que debe ser hoy reclamado e invocado sin miedo alguno. De acuerdo con esto, es necesario prestar especial atención a los recursos que los tres grandes sistemas normativos internacionales (el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, el Derechos Internacional de los Conflictos Armados, y Justicia Penal Internacional) pues, ante la crisis, debemos tener derecho a todos los dispositivos y medios que ofrece el derechos internacional para la protección y garantía de una vida digna, libre y equitativa.


Asimismo, a lo largo que la conferencia se destacaron algunas tareas pendientes, cuya urgencia y relevancia que ha hecho imperante con la pandemia. Por un lado, la necesidad de pensar de manera más concreta, y más comprometida, la justiciabilidad de los derechos humanos de segunda generación, es decir los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA) los cuales incluyen aspectos concernientes a la sanidad pública y seguridad social. En otras palabras, hacer más concreta y efectiva la posibilidad de llevar a la práctica los DESCA, para que puedan ser reclamados en tribunales nacionales o internacionales, tal y como sucede con los derechos de primera generación.


Además, esta coyuntura ha demostrado que no se han invertidos los recursos, económicos, políticos e intelectuales, suficientes para solucionar las brechas de desigualdad que son problemáticas públicas comparables con una peste. De modo que resulta urgente complementar las justiciabilidad de los DESCA con una lucha más comprometida contra la desigualdad en todos sus aspectos, ya sean de género, materiales/económicos, religiosos o étnicos entre otros.

Finalmente, es necesario hacer énfasis en la importancia de un papel activo de la sociedad civil, que ante la crisis ha reaccionado creando redes solidarias de cuidado colectivo. Sin embargo debe ir más allá, la ciudadanía, en ejercicio de sus derechos y deberes, debe apropiarse del discurso de los derechos humanos. De tal modo que pueda controlar y regular las restricciones que están imponiendo los gobiernos en tiempos de incertidumbre, al igual que exigir el cumplimiento de los derechos humanos en sus comunidades. Así pues, es nuestro deber y derecho ser exigentes y rigurosos en cuanto a las responsabilidades del Estado con la salud pública, la seguridad social, la priorización de las ayudas y el reconocimiento y garantía de la dignidad para los más vulnerables.


Así, este contexto de pandemia ha visibilizado nuevas problemáticas y retos para las democracias y sus actores. Se ha puesto en evidencia que es imperante: [1] una ciudadanía activa que haga ejercicio de sus derechos de control y vigilancia ante los estados, [2] la necesidad de abrir espacios de participación efectivos que canalicen las necesidades de los sectores más desfavorecidos, y finalmente, [3] un fortalecimiento institucional que permita cerrar las brechas de desigualdad expuestas por la pandemia.


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